Pibo Márquez y el FIPBAR 2014
Un Festival para que Nadie vaya al corazón de Barlovento.
Por José Alejandro Delgado
A Joel “Pibo” Márquez lo conozco en persona desde hace unos 3 años y como artista desde muchos años atrás. Esta no es una nota para hablar del Pibo ni de su trayectoria, contundente por demás, esos datos los podemos encontrar fácilmente en internet. Esta nota, no sé a ciencia cierta para qué es. Creo que lo que me mueve a compartir estas palabras es lo que percibí en Higuerote (del 27 al 30 de agosto 2014) en el marco del III Festival Internacional de Percusión en Barlovento, que organizan Pibo y su gente
Con el Pibo siempre es amena y fructífera la conversa. Nunca nos alcanza el tiempo para hablar lo que tenemos que hablar, menos mal. Eso hace que siempre tengamos cosas pendientes que en cada reencuentro se disparan a lo loco nuevamente entre los camerinos, antes de salir a tocar o mientras comemos. Hasta ayer me parecía que nunca habíamos concretado ninguna de las cosas que nos proponíamos hacer juntos. Hoy pienso totalmente lo contrario: que hemos hecho en #Juntadera algunas vainas buenas que han pasado por desapercibidas ante nosotros mismos porque siempre estamos inconformes con todo. La inconformidad es lo que nos junta y está bien mientras nos ponga a trabajar, a hablar menos y a hacer más.
Después de recorrer medio mundo por festivales y mercados de música, de vivir afuera muchos años tocando en grandes y pequeños escenarios con artistas gigantes conocidos y no, el Pibo decidió hacer un festival de percusión cada año en Barlovento, Estado Miranda, Venezuela. De ahí de donde son sus ancestros, de donde son los suyos. Y los suyos no sólo son sus familiares y amigos sino que suyas son las costas y las piedras, los animales, los cacaotales, la caña, el café, la carretera sin luz, la autopista que corta a la mitad la vida de los pueblos, todos y cada uno de los tambores, Capaya donde “nació Bolívar”. Sólo quien se siente parte de todo eso puede hacer lo que mi amigo ha hecho con su pequeño esfuerzo constante. Algunos gustan más que otros de su metodología, a mi me encanta.
Se ha traído de muchas partes del mundo amigos percusionistas inconformes como nosotros, los ha mezclado con los de aquí y nos ha metido a todos en una casa en Higuerote una semana comiendo lo que cocinan sus tías, mientras son guiados por su esposa y sus sobrinas en toda la logística. Toda esa gente cree en las cosas pequeñas, no se detienen ni esperan que hayan pasajes aéreos, se llegan hasta Colombia y ruedan para acá, le pasan por un lado a Caracas, miran las luces y llegan, no sabemos cómo, sin señalización, sin alumbrado, con huecos en la carretera, al corazón de Barlovento.
El corazón de Barlovento no es una playa ni un río, es su gente. Gente que no es de chocolate, es de cacao. Son cosas muy distintas. El corazón de Barlovento tiene mucho que enseñar y eso lo saben los amigos de Pibo, ellos se meten monte adentro, espantando la plaga, como pueden, a encontrar la bendición de los ancestros en la sonrisa morena de un niño. El corazón de Barlovento, escucha todo y comparte todo con quien llegue y siempre ha tenido su manera propia de resistir tocando mal el tambor cuando lo ven en peligro, dando mal las direcciones hasta que el explorador agobiado demuestra su verdadero interés, teniendo varios nombres a la vez muy distintos al de la cédula de identidad.
El Pibo hace ese Festival para que Nadie vaya. Quien no es “alguien en la vida” es Nadie. Quien aspira a ser “Alguien en la vida” no quiere el zancudo ni el calor, entre piscina y río prefiere piscina, entre cafunga y cupcake prefiere el cupcake, el cacao en chocolate, la caña en azúcar refinada, la señalización perfecta, el mapa, el desayuno americano, la ducha. No tengo nada en contra de quien prefiere estas cosas sólo que creo que personas con este perfil pueden pasarla muy mal en el FIPBAR. Ahora si sus comillas del “alguien en la vida” tambalean pues creo que no habrá un lugar mejor para Ud. y allá le darán la bienvenida los Nadie en la vida.
Este tipo de experiencias nos llevan a nosotros mismos, a preguntarnos qué somos y por qué, cuándo, quiénes, porqué nunca lo supe, ahora que lo se qué. Es un festival en el que el concierto no es lo principal, lo principal es lo que sucede alrededor en los talleres conlos niños, en los encuentros con los maestros tamboreros, o después de un concierto como este video que les voy a compartir. Al finalizar la programación del 28 de agosto en la misma plaza, ya cuando recogíamos nuestras cosas para irnos, un grupo de 10 Chamos-Nadie aproximadamente, con unas botellas de plástico, se pusieron a entonar cantos sin micrófonos ni luces, ni pretensiones de nada. Pibo buscó un tambor y yo saqué el teléfono, nunca hago eso, lo hice y no me arrepiento.
Aquí pueden escuchar el programa especial Se nos cae la escalera con el Pibo Márquez:
http://ondalasuperestacion.com/categorias-principal/se-nos-cae-la-escalera-se-llenara-de-la-descarga-afro-de-pibo-marquez/
Nos vemos el año que viene en Barlovento.
Esperamos que Nadie vaya.