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La gira #VenezuelaSonora y su paso por París.



Estamos en Moscú. Como es costumbre en esta suerte de crónicas, les contaremos sobre Moscú cuando hayamos llegado a la próxima ciudad. Mientras les podemos invitar a leer sobre nuestras dos presentaciones y el sonoro encuentro con Cristobal Soto.


Hacemos el esfuerzo por comprender la historia y sus narraciones pero se nos hace cuesta arriba la predilección por la forma. Porque si todo tiene un monumento físico llegará un momento en que no cabremos. Pero sí las palomas, ellas se posan y “ensucian” las estatuas por más coronas de espinas que les pongan para que no se paren en las piedras talladas que representan a alguien que representó un papel para otros que a su vez representaron y así. Que ellas pongan su arte elemental no debería molestarle a nadie.


La llamada ciudad de la luz está algo oscura entre tanta pared. Pasamos por una ciudad sumida en la vorágine del turismo en una lucha “disimulada” por el espacio y el capital. Se reviste de formas y colores, de ademanes y maneras para buscar visitantes, más visitantes que sean testigos de su grandiosidad y que dejen su dinero en los puentes del amor, las crepes del amor, el Sena del amor, la torre del Eiffel del amor, ¡oh la la! (por cierto, nadie dice oh la la)


Con este escenario de fondo fuimos partícipes de la “puesta en escena” de la semana de América latina en los jardines de Luxemburgo de senado francés, a la que no asistió ningún senador, menos mal. Allí aparentamos a la manera de los parisinos que todo estaba bien, que el sonido funcionaba acorde para las condiciones del espacio, que la producción había sido de “primer mundo” y que el maestro de ceremonia entendía nuestra manera de cantar y de llevar a los espectadores por nuestra #VenezuelaSonora, la que contrasta con la visión de rumba y playas que los europeos están empeñados en proyectar sobre Latinoamérica y El Caribe.


Agradecidos enormemente con los corazones cómplices que bailaron nuestras canciones y se soltaron a los sonidos en los jardines de Luxemburgo.


Luego fuimos invitados a compartir con la agrupación de teatro Jolie Mome en la comunidad de St Denis, que queda en los bordes de París. Allá pudimos ver una obra de teatro infantil llamada “La historia de las papas y las rosas”.


Después hicimos canciones y conversa en ese espacio abierto a la comunidad. Un espacio muy apeltrechado técnicamente que se han forjado quienes ahí trabajan. Viven de las entradas que venden a un precio popular y no les falta nada aunque luchan por mejorar sus condiciones laborales y por políticas culturales ajustadas a su realidad.


Entre tantos adoquines, calles, asfalto y adornos, hicimos una pausa para grabar nuestro programa Se nos cae la escalera en la casa del músico Cristóbal Soto. Un alto en esas andanzas que han marcado el camino a muchos músicos venezolanos. Maestro autodidacta, cirquero, inquieto. Tiene un patio en el que grabamos #Descompón con su tuba y arpa y comimos frambuesas y cerezas de las matas de su patio hasta más no poder mientras las gallinas nos sacaban risas entre cacareo y cacareo.


Esperamos continúen atentos a los reportes de la etapa final por Europa de la gira #VenezuelaSonora.


Por acompañarnos y apoyarnos en esta parada en parís, gracias Ilsen Castillo, Gabriela Jaramillo, Vianey, Adriana, Juan, Frederick, Cristobal, Jolie Momme y al Embajador Michell Mujica.


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